No es ningún secreto que ningún país a nivel mundial estaba preparado para afrontar una crisis tan devastadora como la que hemos estado viviendo los últimos años producto del COVID-19, que ha azotado cada región del planeta, y ha traído consigo una serie de consecuencias catastróficas en la cotidianidad de la vida de cada uno de nosotros.
Esta crisis actual ha traspasado niveles inimaginables, convirtiéndose no solo en una crisis sanitaria, sino también económica y social. A casi tres años de que se dieron a conocer al mundo los primeros casos del COVID-19 se podría decir que algunas cosas ya han vuelto a la normalidad. Pero para cada uno de nosotros nuestras vidas han cambiado.
El distanciamiento social, el enmascaramiento y el aislamiento nos dejaron una fuerte lección de vida en cada uno de los estadounidenses y ciudadanos del mundo, al hacernos entender que somos socialmente débiles, y dependemos de gran manera de la creación de lazos con los demás y esto abarca igualmente lo social y lo laboral. Parece sensato mencionar que hemos aprendido a darle mayor valor a esa sensación de estar cerca de nuestros seres queridos y círculo social en general, así como también un elevado número de estadounidenses se han hecho un replanteamiento acerca de los objetivos laborales en su futuro.
Las empresas, trabajadores y consumidores se han adaptado rápidamente a diferentes metodologías que han hecho del estancamiento económico del año 2020 solo una mancha en el pasado, Mas, por el contrario, ha sido un incentivo para que las organizaciones evolucionen a nuevas formas de liderazgo y a cambios constantes tanto administrativos como de personal.
Sin duda algunos millones de estadounidenses han sufrido el deterioro de su salud, la pérdida de familiares, empleo, hogar, y en muchos casos su propia estabilidad mental, pero está en nosotros mismos decidir si quedarnos anclados en eso o avanzar de forma colectiva, apostando siempre a un futuro mucho más prometedor.
AxiaVant 